El origen del conocimiento hay que situarlo en
la actuación del niño sobre los objetos y elementos de su entorno natural,
social y cultural, y en la relaciones que a partir de su actividad establece
con ellos y entre ellos, así como en la capacidad de abstraer dichas relaciones
separándolas de los objetos concretos.
Los materiales educativos sirven como
mediadores entre la actividad afectiva intelectual de los niños y las niñas y
los objetos de conocimiento a los que se deben aproximar para lograr
aprendizaje.
Condiciones de los materiales educativos.
Los materiales ofrecidos deben responder a las
características de los niños y corresponder a la evolución de su interés. El
color, forma, peso, tamaño, deben considerarse, así como la cantidad,
dosificándose según la edad y el número de alumnos. (DCN pág. 73)
La calidad de esta mediación está en relación
directa al ambiente de aula que se logre proporcionar para suscitar el interés
y la curiosidad para explorar los materiales y depende de una determinada
intencionalidad pedagógica del docente para trabajar con uno u otro material,
en grupo o individualmente y en forma integrada en unidades didácticas.
La motivación del docente
Es necesario motivar a los
docentes a través de actividades sencillas con materiales sencillos que en su
elaboración y uso lleven el mensaje de la curiosidad, del ingenio y la innovación, que generen
conflicto cognitivo en los maestros y estudiantes de manera que del asombro
puedan pasar a la reflexión y posterior comprensión de lo que estudian.
Estos materiales deben ir
acompañados de herramientas sencillas con las cuales los profesores y alumnos
no se hagan daño, y que les permita hacer construcciones y modificaciones para
desarrollar sus proyectos.
Esta sugerencia es válida
tanto para el área urbana como para el área
rural.
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