En la actualidad el docente debe asumir con mayor énfasis las funciones de orientación a los estudiantes, no sólo en relación con el aprendizaje de los conocimientos académicos y del saber hacer, sino también en relación con la formación en valores humanos y la convivencia social, demostrando en la práctica una preparación sólida en estos campos para que las alumnas y alumnos tengan de él una imagen de persona que es confiable.
Un término muy usado en estos días es el de "docente mediador". En efecto, el profesor que ha suprimido el "dictado" y la "charla" como recursos de enseñanza, asume hoy un papel diferente.
Esa decisión supone reconocer que los estudiantes son los que van a construir su saber y, por tanto, siguiendo las reflexiones de Vigotsky, el docente se constituye en un agente que "interviene" en ese proceso organizándolo, brindando recursos e "instrumentos de pensamiento". De esa manera, "media", es decir, "interviene sin imponer".
Se desecha así la lógica tradicional de "transmitir" el conocimiento y se adopta un papel que busca "animar", "promover" y "facilitar" el proceso de aprendizaje de los propios estudiantes.
Es cierto que el docente debe renunciar a una lógica de "transmisión del saber", pero también es cierto que debe manejar un abanico más amplio de posibilidades metodológicas, sin embargo, no debe renunciar a su responsabilidad de organizar, conducir y garantizar que se produzcan los aprendizajes que requieren las nuevas generaciones. Esta situación exige que el docente conozca a profundidad como se produce el aprendizaje y cual e la lógica del desarrollo de capacidades.
Lo expuesto líneas arriba nos permite señalar las siguientes reflexiones:
El profesor explicador no tiene futuro
La
Escuela Clásica está
centrada en contenidos
y realiza actividades para aprender contenidos, sobre todo para los alumnos
capaces de aprender, jubilando “anticipadamente a los incapaces” y que no
poseen capacidades para aprender. La tendencia a prolongar la escolaridad
obligatoria y el acceso de las clases populares a la escuela, con expectativas
e intereses diferentes, ha hecho que este modelo esté en quiebra. Muchos alumnos cada vez aprenden
menos y molestan más. Por otro lado los contenidos a aprender cada vez
son más y estamos asistiendo a una cultura acumulativa, que resulta cada vez
más difícil de manejar y de almacenar en al mente del aprendiz.
El profesor animador socio –
cultural tampoco tiene futuro
La Escuela Activa se centra en
actividades (de ordinario muchas) para aprender métodos o formas de hacer con
algunos contenidos (con frecuencia pocos). La actividad (de ordinario
entretenida) suele ser el centro del aula y las dinámicas de grupo el motor del
aprendizaje. Trabajo en gran grupo o grupo pequeño,... para “investigar”. Este modelo de escuela se basa
en la acción (muchas veces, externa y no mental) y el profesor reduce su
función a la “mera animación socio – cultural”, creando dinámicas de grupos
interesantes, activos y de “búsqueda de información”. Al respecto citamos la
reflexión siguiente: “El activismo corresponde a una de las etapas primigenias
del ser humano en su estado de homo faber”.
Es
evidente que este planteamiento es más socializador que la Escuela Clásica,
que se aprenden formas de hacer, pero en una sociedad competitiva el nivel de
contenidos se reduce substancialmente. Las formas de hacer prevalecen sobre las formas de saber, la acción
sobre la reflexión, el trabajo en equipo sobre el trabajo individual. El
desarrollo de capacidades suele ser intuitivo y con sentido común profesional
de los profesores (que por cierto suele ser alto), pero está claro que este
modelo también es insuficiente en la actualidad y está agotado.
El profesor como mediador del aprendizaje
La mediación en el aprendizaje sólo es
posible cuando está claro ¿cómo aprende el que aprende? y ello supone
identificar con qué capacidades, destrezas y habilidades aprende un aprendiz en
una situación determinada. Para ello, se deben identificar previamente estos
procesos cognitivos, para tratar posteriormente de desarrollarlos. Está claro
que los aprendices aprenden con unas 30 – 40 capacidades y una centena de
destrezas (capacidades pequeñas) y el profesor mediante contenidos y métodos / procedimientos trata de
desarrollarlas. Desde esta perspectiva las capacidades y las destrezas
actúan como fines y objetivos. Hablamos, por tanto de objetivos cognitivos por
capacidades y objetivos cognitivos por destrezas.
El profesor como mediador del
aprendizaje elige y selecciona los contenidos (formas de saber) y los métodos
(formas de hacer) más adecuados para tratar de desarrollar las capacidades
previstas.
Y aquí la metodología mediacional es importante: el profesor como mediador del
aprendizaje debe saber administrar sus silencios y callar “a tiempo y a
destiempo”. Este tipo de procesos mentales, suponen una intensa actividad por
parte del aprendiz, pero las tareas deben estar muy bien seleccionadas y
definidas. El profesor como
mediador debe definir la acción mental y orientarla, pero no interrumpirla o
diluirla, pues no se interioriza ni se desarrolla.
El aprendizaje por repetición excesiva
genera contraaprendizaje y dificulta la interiorización de procesos. Pero, por otro lado,
es muy importante la mediación entre iguales o el aprendizaje cooperativo y
mediado entre iguales en tareas bien definidas en las cuales existen procesos
mentales claros. La solución individual y grupal deben ser equilibradas en un
marco de trabajo individual y de grupo. El profesor en este caso deja a sus
alumnos “pensar en voz alta” de una manera espontánea y de este modo se dará
cuenta de cómo aprende el aprendiz que aprende y cuáles son los bloqueos en el
aprendizaje en el aprendiz que no aprende. Así identifica las estrategias
cognitivas de aprendizaje del aprendiz y también sus estrategias
metacognitivas. Conviene recordar que sólo se puede mejorar el aprendizaje
cuando piensa un aprendiz sobre su propio aprendizaje.
Las capacidades y las destrezas básicas
se desarrollan muy lentamente, pero cuando una destreza concreta se interioriza
facilita la modificabilidad estructural cognitiva (modificación de la
estructura de la inteligencia) y los bloqueos en el aprendizaje serán menores y se
aprenderá antes, mejor y se molestará mucho menos. También el alumno mejorará
su autoestima escolar (que en muchos casos está por los suelos) y el profesor
se sentirá profesionalmente mucho mejor. Pero este planteamiento no es una
tarea profesional individual, sino de equipo.
Conviene recordar que si desarrollamos
capacidades
y destrezas (procesos cognitivos), estamos desarrollando una enseñanza centrada
en procesos y por ello estamos mejorando las “herramientas mentales para
aprender”. Este desarrollo de la inteligencia potencial (capacidades y
destrezas potenciales) supone una buena selección de contenidos y métodos (no
muchos), pero bien orientados, en el marco del aprender a aprender. El resto de
los contenidos se aprenderán mucho más deprisa y mejor. Este planteamiento
mediacional no reduce el nivel de contenidos, sino que a menudo lo eleva.
También
en los alumnos con problemas para aprender el profesor como mediador del
aprendizaje selecciona “contenidos sin contenido” (dibujos, ilustraciones,
gráficos,...) y los orienta al desarrollo de capacidades y destrezas. Conviene
recordar que lo que realmente potencia la inteligencia, más que los contenidos,
es la metodología mediacional.
Pero
esta mediación no desarrolla sólo capacidades sino, sobre todo, valores y
actitudes, no sólo procesos cognitivos, sino también procesos afectivos. Los valores y las actitudes se
desarrollan sobre todo por métodos o formas de hacer, no sólo individuales,
sino también colectivas. No sólo por parte de un profesor, sino también
por parte del equipo de profesores. Por lo cual podemos hablar también de una
mediación institucional.
Acciones De Mediación Del Docente Para Mejorar La Actuación de los Alumnos
La intervención pedagógica del docente esta
orientada a desarrollar un conjunto de capacidades en los alumnos; algunas
acciones que pueden ayudar en este proceso son:
a) Seleccionar y organizar contenidos
pertinentes. Todo docente debe gestionar a construir un sólido conocimiento
enriquecido por el conocimiento cotidiano, el conocimiento escolar y el
conocimiento científico.
b) Preparar materiales idóneos tanto de enseñanza
como de aprendizaje, es decir materiales potencialmente significativos. Un
material no tiene que consistir en una lista de definiciones, ejercicios y
problemas confusos o contradictorios, poco estructurados, ni tampoco constituir
un material concreto que se elabora o maneja sin objetivos y actividades que
viabilicen el establecimiento sistemático de significados y sentido a lo que se
hace. Los materiales deben ser instrumentos de una sesión de aprendizaje con
organización y coherencia interna.
c) Determinar
e interactuar con los conocimientos previos, los cuales no necesariamente
constituyen obstáculos a la construcción de nuevos contenidos. Esto significa
tratar de determinar ideas dispersas o quizá hasta esquemas dotados de
múltiples relaciones, a partir de los cuales podemos revisar, afirmar o
modificar vínculos y esquemas
d) Establecer marcos conceptuales u otros
referentes para la asimilación. Hay organizadores previos como materiales
introductorios, genéricos e incluyentes que pueden servir de puentes entre lo
que el adolescente ya conoce y lo que él necesita conocer. Esto es
particularmente recomendable al iniciar una unidad didáctica.
e)
Establecer formas variadas y oportunas de trabajo de tal forma que se
estimule la interacción alumno-alumno, alumno-docente, alumno-padres.
f)
Plantear situaciones, problemas, ejercicios, juegos o en general temas a
explorar, precisando sus objetivos. Las capacidades para el conocimiento y la
intervención en la realidad están ligadas a estrategias de planificación de la
actividad, y es bueno que estas se den en el marco del aprender a aprender (y,
por cierto, también del aprender a desaprender).
g)
Diversificar situaciones, retarlos, siempre buscando profundizar y
ampliar el despliegue de capacidades. El hecho de promover conflictos
cognitivos, desequilibrios en sus esquemas mediante actividades diseñadas que
generalmente serán de observación, exploración y ejemplificación luego deben
dar curso a nuevos equilibrios con ayuda pedagógica del profesor.
h) Incentivarlos y ayudarlos a reflexionar, a
identificar aspectos sustanciales, a establecer todas las relaciones válidas
posibles. Desarrollar inteligencia es también maximizar el establecimiento de
tales relaciones y jerarquizarlas. Los
mapas conceptuales y los diagramas heurísticos son técnicas surgidas en el
marco de la teoría del aprendizaje significativo y deben ser ampliamente
promovidos.
Mas que familiarizar o "adiestrar"
en problemas tipo, un aspecto que debe tener especial atención es trabajar de
manera progresiva razonamientos de tipo inductivo (para lo cual se presta el
trabajo de descubrimiento de regularidades en toda clase de situaciones) y de
tipo deductivo (con capacidad de hacer algunas demostraciones fundamentales),
aprovechando el potencial de pensamiento abstracto creciente, típico del
periodo de adolescencia
i) Realizar las acciones de apoyo y
contención necesarias para que el clima de convivencia en el colegio sea de
respeto a sí mismos, a los demás y a la tarea propuesta. Un ambiente afectivo
de reconocimiento al trabajo de aprendizaje facilita la percepción de lo
valioso que son ellas y ellos, como también las actividades propuestas. Una
actitud de aprendizaje significativo de parte del estudiante exige un ambiente
afectivo que alimente su autoestima y particularmente su autopercepción ante
las tareas a realizar.
Espectacular y muy útil publicación. :)
ResponderEliminarGracias por su comentario
EliminarMuy completa todo. gracias
ResponderEliminarA ud. por la confianza
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